Hoy cambiamos de tema para aquellos amantes de las leyendas, veamos la de Tabaré.
Amigos es difícil saber cuánto tiene de realidad esta leyenda, que ha existido desde ya hace más de 100 años, y que sale peleando de una historia de injusticia y guerra, de la lucha por vivir de los habitantes de estas tierras, los Charrúas, hace mucho tiempo.
Dicen que las historias y las leyendas además de salir de la imaginación, de un buen escritor, a veces pueden tener un poco de realidad, ¿pasara así con esta?
Tabaré, la leyenda de amor del indio
Debo confesarles que me atrapó e impacto, este poema de nuestro escritor Juan Zorrilla de San Martín, nacido en Montevideo el 28 de diciembre del año 1855.
Excelente escritor sin lugar a ninguna duda, que logró mezclar lo crudo con lo romántico, el instinto animal del hombre, (el del perseguido y el del perseguidor) y a la vez la ternura del ser enamorado, así como empapar sus letras con la esencia misma del Uruguay de forma exquisita.
La obra se llama Tabaré
Esta se desarrolla al fin del siglo XV o principios del XVI, cuando nuestra tierra era en su mayoría poblada por los indios Charrúas.
Claro que los indios tenían su vida, que los colonizadores cambiaron y arrebataron. Los Charrúas eran altos, los han descrito como gigantes, no es raro ya que algunos medían hasta 1.80cm o más.
Han descrito sus voces como la de toros, sus ojos pequeños y oscuros, su pelo negro lacio que usaba suelto y lo adornaban con plumas, andaban prácticamente desnudos los hombres solo con un chiripa, trozo de cuero que pasaban por dentro de sus piernas y un manto de pieles.
Los charrúas indios de nuestro Uruguay
Las mujeres estaban completamente desnudas y en invierno usaban mantos de pieles, pocos adornos, solo plumas y caparazones de moluscos, acostumbraban tatuarse y para la guerra pintaban su mandíbula de blanco. Por pertenecer a la raza pámpida se sabe que eran vigorosos y bien proporcionados, el color de su piel con pigmentos intensos y bronceados. Se les describe como belicoso y aguerrido.
Tabaré, la leyenda de amor del indio y la española
Y ¿Tabaré? Se preguntarán ustedes, es que para hablar de él teníamos que saber las características propias de su naturaleza.
Cuenta el poema, que en una de las playas sobre el río Uruguay, la tribu indígena ve la llegada del hombre blanco, los españoles. Fueron atacados los españoles, los charrúas comandados por su cacique cayeron sobre ellos con lluvia de proyectiles, dejando roja de sangre la arena, los hombres huyeron dejando abandonada una joven mujer de nombre Magdalena. El cacique, al verla la quiso como trofeo solo a ella y desde ese entonces fue su esclava blanca.
El poema describe el sufrimiento de Magdalena como una enfermedad, llanto y tristeza que empañaron su rostro hasta el día de su muerte, cautiva de su raptor, rodeada de gente a la que no entendía, incivilizada, dura, recia, desnuda.
Tiempo después, de su unión con Caracé el cacique, Magdalena da a luz un niño, que como distintivo de su sangre blanca nace con su mismo color de ojos, azules.
Ella vuelca en él todo su amor, le enseña hasta su religión, le canta lo alimenta, hasta que su tristeza, la que ya no aguanta más, la que la tiene enferma la mata lentamente, dejando a su pequeño hijo solo con su recuerdo.
Tabaré el indio uruguayo de la leyenda
Tabaré crece, aguerrido y fuerte y lleno de odio hacia el hombre blanco como toda su raza.
Pasando el tiempo el hombre blanco regresa pero ahora para quedarse, ya sabiendo a lo que se enfrentaba y preparado para resistir al charrúa.
Don Gonzalo de Orgaz, joven que con su familia vino cautivado por América desde su vieja Europa. En una hermosa tarde vuelve Gonzalo el jefe con diez arcabuceros, con éxito según ellos, traían como animales cautivos a un grupo de charrúas, de las casas de techos de pajas sale el pueblo a verlos hombres y mujeres. En su puerta espera Blanca la jovencita hermana de Gonzalo y ve entre los indios a uno diferente, tembloroso que al verla sus pupilas azules, clavo en sus ojos negros, él no era como los demás, hasta dulzura vio en su mirada, pero ¿porque era él tan diferente?
Blanca esa noche no pudo dormir pensando en el en el indio enfermo, y se preguntaba ¿porque su tristeza? ¿Porque su recelo al no querer mirarla, al bajar su mirada al suelo?
Entonces tuvo su respuesta, la del indio pálido, el tembloroso el que parecía enfermo; él les contesto y le dijo con dolor que la blancura de su piel y el acento de su voz le eran familiares, que no entendía su interés en la raza que ella odiaba. De su conversación salió conocimiento mutuo y de ese conocimiento un sentimiento.
Tabaré, la leyenda de amor
Tabaré el indio de mirada azul, no miraba a la niña Blanca con los mismos ojos que Caracé miro a Magdalena su madre, de ellos no salía lascivia, sino terror, adoración, reproche, ruego.
Tampoco en su atrevido impulso, quiso como el nuevo cacique Yamandú, secuestrar a la niña Blanca motivado por pasión salvaje, no, incapaz Tabaré.
Blanca por fin descubre los sentimientos de Tabaré cuando la salva de las garras de Yamandú, y la devuelve a su hermano, aunque sabe que el precio de salvar a su amada niña es su propia vida.
La historia de amor del indio de ojos azules, ha cautivado por más de un siglo a amantes de la literatura de todo el mundo, se hizo una traducción en chino del poema en el año 1983. De verdad que lo entiendo, después de leer sus versos a mi también me cautivo.
¿Qué importa si fue real en algún aspecto o no esta historia de amor? ¿Acaso no puede nuestra imaginación volar hasta los espesos montes de las riberas del río Uruguay, recorrer y ver y sentir la palpitante historia como leales testigos de estos puros sentimientos?
Amigos, los invito a conocer esta otra leyenda que se desarrolla en nuestra tierra, que describe no solo parte de nuestra historia; sientan los pájaros autóctonos, vean sus colores, los del ceibo, las flores del campo los frutos maduros del Guaviyú y atrévanse a conocernos más.
El Libro aqui: los-poetas.com
Dedico este post a mi querida amiga Kita, amiga entrañable y hermana de corazón con quien compartimos la pasión por las historias de amor.